“Acá no hay 10 de mayo, no hay regalos”: madres triquis en plantón

Oaxaca, Oax. 10 de mayo de 2013 (Quadratín).- El 10 de mayo es un día común para las indígenas triquis en plantón en el corredor exterior del Palacio de Gobierno de Oaxaca. Más aún de las aproximadamente 25 madres, que mantienen a sus hijos en condiciones difíciles. Prácticamente a la intemperie, día y noche.
Viernes social; viernes de fiesta. Restaurantes llenos en el contorno del zócalo. Abrazos, saludos, brindis, felicitaciones, flores para ellas, las que han procreado; madres o abuelas.
En el campamento triqui, como todas las mañanas, la mayoría acude a hacer sus necesidades fisiológicas o de aseo a lugares públicos. Otras calientan las tortillas y los frijoles en un fogón improvisado.
Unas más preparan el café y alistan el desayuno del menú cotidiano. “Nadie se acuerda de nosotros este día”, dice Anselma Merino, la joven madre que tuvo a su bebé en el plantón. Además del pequeño que nació el pasado 15 de diciembre, tiene otro varón de unos tres años de edad.
“Acá no hay 10 de mayo, no hay regalos, no hay desayuno, porque lo que nos preocupa es regresar a nuestros pueblo, a San Juan Copala”, narra, mientras acaricia al pequeño, que aún no tiene nombre, a falta de dinero y espacio para bautizarlo.
“Es la vida que llevamos, así vivimos las mujeres y en condiciones más difíciles las que son mamás”, añade Lorena Merino, la representante de las desplazadas que desde hace ocho meses regresaron a instalarse al zócalo.
Explica que al menos 18 mujeres-madres son viudas y unas 15 son madres solteras. Sobreviven en el plantón unos 30 niños y niñas, que hasta ahora desconocen la escuela y una infancia placentera.
El día transcurre. Los huipiles rojos reinician su actividad diaria. Instalan el puesto de venta de ropa, dan vida al campamento de denuncia. Hoy no habrá pastel ni fiestas para ellas. Prepararon una marcha para hacerse notar en medio de flores, regalos, abrazos, brindis y felicitaciones que le son ajenos.